viernes, 11 de diciembre de 2009

EL PODER DE LOS AROMAS


Muchas veces, al sentir una fragancia específica, inevitablemente, y de manera muy rápida, evocamos un recuerdo de mucho tiempo atrás.

Esto se debe a que, cuando un aroma penetra por la cavidad nasal, éste estimula los terminales nerviosos que convierten las moléculas aromáticas en impulsos que llegan al sistema límbico, relacionado directamente con la memoria y las emociones. Así, dependiendo del aroma que se trate, éste puede provocar diferentes tipos de reacciones emotivas que estimulan los recuerdos.

El profundo efecto que provocan los aromas en la psiquis humana no es un descubrimiento reciente: ya desde la antigüedad, las primeras civilizaciones, en la medida que iban descubriendo los múltiples usos prácticos, culinarios y medicinales de hierbas y plantas, se dieron cuenta que aquellas más aromáticas provocaban diversas sensaciones de gran intensidad en el organismo. Esto fue muy pronto entendido como una clara señal del poder de los aromas, por lo que desde muy temprano en la historia de la humanidad, el uso de las fragancias fue utilizado en tratamientos para la salud y el bienestar. Hasta nuestros tiempos hemos heredado estas técnicas que hoy reciben el nombre de aromaterapia, basada en el uso de aceites esenciales extraídos de flores, hojas, raíces o ramas de diversas plantas. Son muchos los que aseguran que estos aceites tienen propiedades útiles para combatir bacterias, virus y hongos, además de contener numerosos nutrientes.

Y si bien un importante sector del mundo científico asegura que no se ha podido comprobar de manera categórica que el uso de fragancias sería efectivo para combatir enfermedades y dolencias específicas, sí se ha podido demostrar el efecto de los aromas en el estado emocional. De hecho, está demostrado que el sentido del olfato está conectado directamente al ya mencionado sistema límbico, el cual es responsable de las emociones. A partir de esto, se han realizado diversos estudios que confirman que los olores que percibimos tienen alto impacto sobre nuestro estado anímico. Y en este sentido, el uso de fragancias para despertar emociones positivas y tranquilizadoras es indiscutible y puede contribuir de manera muy efectiva a disminuir la tensión, el estrés, la angustia e incluso la depresión. Por eso María Paz González, coordinadora de armonía del Club Balthus, explica que entre las fragancias más utilizadas en los tratamientos de aromaterapia que allí se realizan, destaca la bergamota -la cual ayudaría a calmar los nervios, mejorar el estrés, depresión y la fatiga-, la lavanda – considerada un calmante natural al cual se le atribuyen también características analgésicas- y el pomelo -conocido por ayudar a levantar el ánimo y estimular la mente y el apetito-. De este modo, el uso de estos aceites esenciales en la realización de masajes permitiría ayudarnos a alcanzar un estado de bienestar y relajación que en los tiempos modernos se vuelve particularmente valioso.

Lo que es importante aclarar, entonces, es que mientras no existan pruebas científicas sobre los efectos de los aromas en el tratamiento de enfermedades, es mejor considerar este tipo de terapia como un tratamiento de medicina alternativa y como una poderosa herramienta para estimular la sensación de bienestar y relajación, bienes cada vez más difíciles de alcanzar en la agitada rutina que nos impone el estilo de vida actual.